2011/07/25

¡Bravo!, ha sido duro pero mereció la pena.

EXPEDICIÓN UMPRO EL DESENLACE

En Skardu

JUANRA MADARIAGA - Jueves, 21 de Julio de 2011 - Actualizado a las 05:51h

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Un momento de la ascensión de los expedicionarios Umpro al Gasherbrum I.

Un momento de la ascensión de los expedicionarios Umpro al Gasherbrum I. (Juanra Madariaga)

SE cierra un ciclo. Estamos de nuevo en Skardu, lugar desde donde partimos hace ya más de un mes rumbo al enorme glaciar del Baltoro, en cuyo final se levanta el Hidden Peak. Estamos ahora frente al gigantesco rio Indo, repleto de limos y tierras del norte que le dan un tono cementoso, que de ninguna manera lo diferencian del color seco y arenoso del entorno. El Indo frente a nosotros, y más atrás aún, el Shigar. Toneladas de aguas que nosotros hemos pisado petrificadas, heladas en los glaciares donde hemos caminado sin pausa.

La tranquilidad del lugar nos sosiega ahora, después de varios días de bajada desde el campamento base. De él salíamos hace cuatro días bajo una fuerte nevada. Nuestra primera intención era descender por el paso denominado Gondogoro-La, cota cercana a los 6.000 metros, para más tarde visitar a nuestros amigos de Machulo, comer docenas y docenas de chuli (albaricoques) y llegar a Skardu. La nieve que parecía ahogar a nuestros porteadores y alguna discusión por cuestión de peso en nuestros cinco bidones, hicieron que a última hora decidiéramos bajar por el glaciar del Baltoro. ¡Craso error! Nos hemos arrepentido una y mil veces. El primer día descendimos hasta Urdukas después de doce horas de pateo infernal. Al menos nos juntamos con Felipe Uriarte, Gregorio Ariz, Josema Casimiro y algún legendario más en Goro II, donde un picoteo en condiciones nos dejaba el cuerpo listo para la siguiente paliza. Al día siguiente, Urdukas-Jola. Otras doce horas, pero esta vez a menor altura y con un sol de justicia. La derrota estaba próxima y las ampollas en los pies se revelaban como nuestra tortura. El martes, solo cinco horas hasta Askole y desde allí, ya en Toyota, recorrimos algo más de 120 kilómetros en seis horas de horrible pista. Llegamos a eso de la 17.30 horas a Skardu, donde Sebastián Álvaro (de Al filo de lo imposible), íntimo amigo de Tamayo, hacía los honores del recibimiento.

Un par de duchas, ropa limpia y ya parecíamos otros. Desperdigamos todas nuestras cosas por la habitación con la intención de rehacer el petate que enviaremos por cargo aéreo y a la vez, la enorme bolsa que se viene con nosotros en el avión. El cúmulo de aromas y olores varios que despedían nuestras vestimentas daban cuenta de la dureza deltrekking. ¡Puaggg!

El siguiente ciclo se cerrará en Islamabad y más tarde en casa, ya que el domingo llegaremos a Euskal Herria a eso de media tarde.

Ahora, dentro de este sosiego, el flash back constante de lo vivido nos nutre segundo a segundo. El Hidden Peak ha sido nuestra ilusión estas semanas, y desde su cumbre hemos podido ver uno de los paisajes más alucinantes de la tierra. Esta ilusión es y será la misma que dentro de poco convertirá de nuevo en sueños nuestros más íntimos deseos. Sueños, que inevitablemente, son el motor de nuestra vida y nos hacen caminar hacia otros horizontes. Sueños como los que ahora llevan a Alex rumbo al G-II junto a Louis, y después, al enorme K2. Animo mutila!

SKARDURA HELDU GARA BERRIZ Duela hilabete pasatxo, hemendik atera ginen Baltoro glaziarra kurri-tzeko asmoz. Orain, denbora hori iragan da eta ametsa zena, errealitate eginda daramagu etxera. Hidden Peak mendia igo egin dugu, eta munduaren luze-laburrak bertatik ikusi ditugu. Atzean, ehunka irudi lotu dira gure burmuinean iltzaturik. Horietariko asko hurrengo ametsen oinarria izango dira, eta eurek lagunduta, amets berrien atarian jarriko gara ostera ere. Ziklo handi bat itxi da, baina hein berean jomuga berrien ateak zabalik dira honezkero.

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