2012/05/16

CARLOS SUAREZ


Hace días que no escribía nada por aquí. Estaba bloqueado después de la bestial experiencia en el Karakorum junto a Alex Txikon. La verdad es que ni ahora acabo de llegar a comprender muchos de los acontecimientos que allí viví. La tragedia de los tres alpinistas desaparecidos Gerfried, Cedric y Nizar ha marcado claramente nuestra expedición. Me he encontrado con el deseo de transmitir todo lo que allí viví por la cercanía que he sentido con la gente que nos ha apoyado, es como si debiera algo. Por otra parte se me hace imposible valorar públicamente parte de lo que he sentido de verdad, especialmente porque ante la muerte todos nos igualamos y sería fácil interpretar de manera errónea cualquier comentario. Siempre es muy fácil hablar cuando uno no ha estado cercano a los acontecimientos, y lo que se critica desde la distancia está sometido claramente a aguas pantanosas donde abunda más el error que el acierto.
Todo lo que había ocurrido con anterioridad en esta expedición había llevado a Alex a la decisión acertada pues simplemente volvió con vida de aquel infierno helado donde la vida solo es posible por unos instantes. Hay poco más que hablar. Quiero valorar todo lo bueno que viví junto a Gerfried, Cedric y Nizar por espacio de dos meses muy intensos. Todos ellos tenían la ilusión de niños que les mantenía con una energía y empuje envidiables. Ahora solo pienso en sus familias y que puedan recuperar sus mejores recuerdos para no olvidarlos jamás.
El alpinismo extremo solo comprende de decisiones acertadas. Un error puede llevar a un desenlace fatal. La lección que podemos extraer no lleva consigo el aval del éxito futuro. Pero para mi que hay que pensar siempre en uno mismo independientemente del grupo y por bien del grupo. Es decir que si uno no lo ve claro no hay mejor decisión. Yo me tuve que volver porque tenía un compromiso ineludible, por respeto al trabajo “normal” en estos tiempos de crisis. Y lo digo entrecomillado porque el alpinismo siempre ha sido para mi trabajo aunque esto sea difícil de entender. Pero cuando tu compromiso con el alpinismo ha sido la vida y toda tu energía, este también se convierte en trabajo donde abundan intereses totalmente mercantilizados. No me puedo imaginar que hubiera sido de mi por solo cinco días, me encontraba fuerte y totalmente motivado. Tuve mi aventura volviendo con los militares por el Karakorum solo. Nunca pensé que subirían hacia cima viendo el tiempo que pronosticaban por la web.
El invierno en el Himalaya me ha devuelto las ganas de intentar alguna otra montaña alta.

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