2008/03/14

¿PORQUE VAMOS AL EVEREST?

Esta pregunta tan sencilla y a la vez tan compleja tiene su respuesta, aunque quizás no convenza a todo el mundo. George Mallory contestó “Porqué esta ahí”.
Pero en el siglo XXI, la respuesta va en función de la persona a la que se le formule dicha pregunta.
Actualmente y bajo el concepto de que con dinero todo se puede conseguir ,se ha puesto relativamente de moda auspiciado y respaldado por la propias agencias de trekking de todo el Mundo y en especial la de los países más desarrollados que subir al Everest es un reto en estas sociedades tan avanzadas. Hoy será subir al Everest porque está de moda, pero quizás dentro de veinticinco o cincuenta años será ir a la Luna o hacer un viaje por el espacio.
Evidentemente este concepto consumista de la montaña y en paralelo esta banalización, restan carácter, aventura, identidad , personalidad, espiritualidad, simbiosis con la naturaleza, con las gentes del país , y con uno mismo, que muchas veces influido por la publicidad del tema espera encontrar unas satisfacciones y unas sensaciones que al final ni encuentra, ni entiende.
No es más feliz quien más alto sube, sino el que motivado por la provocación de la naturaleza en uno mismo más profundiza en su interior.
Joe Simpson decía que la montaña lo hace a uno más persona y saca de cada uno lo mejor que tiene, y que muchas veces uno mismo lo desconoce.
Siguiendo estos dos últimos criterios, hay otro tipo de personas que van al Everest, por otra motivación bien distinta, que la simplemente consumista. Y a estos hay que buscarlos entre los alpinistas.
El alpinista es una persona que dedica gran parte de su vida en cuerpo y alma a la montaña, a la escalada, a la altura, al esquí de travesía, a la aventura, a la naturaleza. Es aquel que realmente tiene pasión por todo esto, no es un simple aficionado que emplea su tiempo libre en actividades de ocio.
Reconoceremos al verdadero alpinista porque le delata su pasión y lo lleva impreso en su cara, en su mirada y en sus ideas.
El alpinismo es una forma de entender y acceder a la naturaleza que se puede practicar en cualquier rincón del mundo, esto convierte a los alpinistas en personas universales y poliglotas, ya que los lenguajes para acceder a las montañas es el mismo en todas ellas.
La pasión, la provocación y el respeto, todo a la vez, forman parte inequívoca de este vocabulario con el cual nos expresamos y sentimos.
Por esto entendemos el camino que nos lleva al Everest, como una evolución un paso más en nuestro andar, pero nunca será el último aunque lleguemos a su cima. Somos el fruto y a su vez la consecuencia de una inquietud, que no tiene limite ni final.
Esta evolución dentro del mundo de la montaña es la que nos proporciona la experiencia y el bagaje necesario para afrontar estos retos por nosotros mismos, sin necesidad alguna de que una agencia de trekking nos lleve a la cima rodeado de sherpas con botellas de oxigeno por todas partes como si fuera un deporte de laboratorio. A la vez que la satisfacción es mucho mayor cuando subimos por nuestro propio pie.
Quizás una respuesta pero no la única de que ¿ Porque vamos al Everest?, siguiendo esta linea de pensamiento podría ser:” Para encontrarnos más a nosotros mismos”.
Y como diria algún otro alpinista: "Para ganar perspectiva"

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BABESLEAK

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